jueves, 29 de mayo de 2014

Hay esperanza

Últimamente la vida me presenta a chicas en circunstancias similares a las que yo tenía hace unos meses. Me escribís algunas diciéndome lo reflejadas que os sentís en mi historia y yo me lleno de orgullo de haberme puesto un día a teclear este viaje.

Hace unos meses (Dios, sólo han pasado unos meses, y parece que fue en otra vida), cuando no era más que un enjambre de lágrimas y miedos, me encontré con historias que me dieron esperanzas, o simplemente me revolvieron por dentro, sacando cosas que no sabía ni que existían dentro de mí. Es más fácil cuando no te sientes, única o rara, y te deja de dar vergüenza lo que te pasa, así que fuisteis las luces que se encendían en las noches oscuras. Mi barco tiene mucho de vosotras, de este mundo que no se toca, pero te acompaña como un abrazo físico. Hoy es un día perfecto para dar las gracias, por cada uno de los comentarios que habéis escrito en este blog, y cada una de las entradas que habéis publicado en los vuestros. Por vuestros ánimos, cuando la Lola Pirata no se mantenía en pie, y por vuestra felicidad cuando mi tesoro comenzó a ser tangible.

Ayer tuve ecografía en la misma sala de espera que hace solo 11 meses me encontraba aguardando para que me dieran los resultados de una biopsia corial que le hicieron a mis gemelos estrella. Allí rodeada de mujeres con barriga veía mi mundo en blanco y negro, aguantaba las lágrimas y paraba mis piernas para no salir corriendo, no se hacia dónde. 
Justo en el asiento donde se encontraba la Lola Pirata hace 11 meses, había una chica sola, sin barriga, que miraba la mía. Le pregunté desde que hora llevaba esperando y hablamos durante unos minutos, no me hizo falta más. La sentí tan perdida y desolada como lo estuve yo. Sus ojos se detenían una y otra vez en mi tripa redonda, mi tesoro, posiblemente tesoro también para ella, hasta que llegó su turno. Unos 10 minutos y salió de la consulta de Patología Gravídica con los ojos mojados. Nos cruzamos un instante en la puerta y la miré. No fui capaz de decirla nada, me quede paralizada ante el dolor que sentía, que posiblemente fuera el mismo que me ahogaba a mí (y lo sigue haciendo). Y se fue; y no dejo de pensar en ella, porque ella soy yo. Como lo sois cada una de las que seguís luchando, como lo sois cada una de las que lo lograsteis y las que no.

Esta entrada es para esa chica. Es una entrada de esperanza. Es una entrada de "se puede". Porque no olvido ni un segundo por el infierno que he pasado, y lo duro que ha sido el camino. Muchas me decíais, “lo conseguirás y cuando lo hagas todo quedará atrás”, y teníais razón en parte. Mi hijo aún no ha nacido pero sé que lo hará, podré decir que lo conseguí, pero no todo quedará atrás, me acompañará el resto de mi vida. Saldrá a flote con cada fecha marcada a fuego en mi calendario y lo removerá una mirada de una chica triste en una sala de espera. Siempre seré infértil, aunque consiga abrazar a mi hijo vivo. Nunca olvidaré a mis hijos no nacidos porque se alojan en cada célula de mi ser.

Pero se puede. Y te lo digo a ti que me lees y necesitas ese rayo de fuerza que te haga levantarte y tocar en la siguiente puerta de un ginecólogo en que depositarás todas tus esperanzas. Sigue adelante porque tu tesoro está escondido, quizás muy cerca de ti. Sólo sigue adelante porque merece la pena más que nada en la vida, y no tengas miedo al dolor. Si vuelve a pasar, caerás y no sabrás cómo pero volverás a levantarte, porque el sueño de ser madre es más fuerte que todos tus demonios.

Le mando un abrazo a esa chica y a cada una de las que seguís luchando por este sueño.


lunes, 12 de mayo de 2014

Empezando el 7º mes...

Hijo mío, hace meses te escribí la primera y única carta. Te daba la bienvenida a nuestra vidas, era una bienvenida silenciosa, prudente, pero muy sincera.... ya sabes bien que de nada teníamos más ganas de que te quedarás y fueras tu el que hicieras real este sueño que hemos rozado tantas veces con los dedos... pero la incredulidad y el miedo, que ya conoces bien, me hacía cada día saludarte y despedirte a partes iguales.

Ha pasado el tiempo, lento, lento. Quizás mejor así, porque me ha permitido saborear por 100 cada día. Lo he vivido todo fotograma a fotograma, como en una peli antigua, mil veces proyectada. Cada ecografía grabada a fuego, cada sensación, cada patada, todo junto te ha ido dando forma y haciendo cada día más real y más mio.

Hace una semana te vimos en una ecografía 4D. Desde entonces miro tu cara unas 20 veces al día, deteniéndome en tus labios, tu mentón, y en esos carrillos que llenaré de besos. No puedo explicar lo que sentí al verte. Era como si te hubiera soñado toda mi vida y ya supiera de más cómo eras. Tengo la certeza que si me hubieran puesto la carita de mil niños más, me habría detenido en la tuya, y no porque haya visto ningún rasgo familiar en ella, si no porque mi corazón por alguna extraña conexión, sabía demás con que rostro latir más fuerte.

Desde entonces vivo enamorada, como los primeros años que pasé con papá...en ese estado de idiotez continua, en el que todo importa poco, porque lo que importa sólo lo sabemos tu y yo. Desde entonces mantengo conversaciones con gente, que tu interrumpes con alguna de tus patadas y las palabras se convierten en aire. El tiempo se para, miro al cielo y mis ojos se humedecen. Esto es real, hijo mio. El amor más real que he sentido nunca, ahora ya sin miedo.

Así que me levanto por las mañanas, contigo, siempre, con tus movimientos que ya me son tan familiares (¡cómo podré vivir sin ellos cuando ya nos estés en la barriga de mamá!) y vuelvo a mirar al cielo. La vida ha sido muy dura en ocasiones, ha pegado hasta dejarme inconsciente y sin aliento, y tu eres mil bendiciones después del infierno.

Quizás nunca entiendas lo que intento expresarte. Quizás algún día pienses en que tu madre la "loca de amor" está desquiciada y no consigas ver el porqué. No importa. El amor no se explica, y a veces no consigue entenderse. Soy la capitana de un barco, que buscaba tesoros, y que tiene en sus manos el cofre, aun cerrado, de todo lo que había anhelado. Y vuelvo a mirar al cielo, y vuelvo a llorar, esta vez de emoción.







lunes, 31 de marzo de 2014

Mis mil demonios...

Si antes escribo una entrada hablando de amistades y pactos con el miedo, antes la realidad me da una bofetada y me recuerda lo frágil que soy.

El viernes en una de mis visitas frecuentes al baño, al limpiarme encontré sangre en el papel... A partir de ahí una brecha, un precipicio enorme se abrió bajo mis pies. Mil demonios salieron, arrancándome la piel a jirones. Mis queridos mil demonios, acumulados durante tanto tiempo, todos juntos y a la vez, mordiéndome las entrañas.

Volamos a urgencias, todo está difuso, pero fue rápido. Por primera vez me atendió un médico HUMANO, y no un trozo de carne con título. Me trató con diligencia y cariño. Mi hijo estaba bien, la sangre no provenía del útero. Era de la vejiga. Una infección de orina (a las que soy muy propensa), unido a la heparina y adiro que tomo eran las causantes.  No había peligro, todo estaba bien. Antibióticos y para casa. Pero.. aun hoy me tiemblan las piernas.

Y me río de lo ilusa que soy. Pretendo lucir como una embarazada "normal". Pero las infértiles, las que hemos luchado y sufrido tanto, nunca somo embarazadas "normales" y posiblemente nunca seamos madres "normales". Luchamos contra el miedo constantemente, un miedo mucho más atroz que el de ninguna otra mujer, un miedo que paraliza y anula como ningún otro.

Desde el viernes he vuelto a ser consciente de mi fragilidad. Aunque lo intente con todas mis fuerzas no me desprendo de mis demonios y si soy sincera y escribo con el alma en mis dedos tengo tanto miedo a no poder abrazara mi hijo que no temo a ninguna otra cosa del mundo. 

Disfrutar del embarazo, suena utópico, pero tengo que decir que durante muchos instantes lo consigo. Me "olvido" de mi historial y de lo cruel que ha sido a veces el destino y "disfruto", me relajo, pero seamos sinceros, también me miento y finjo en muchas ocasiones. Un pequeño dolor en el vientre, unas horas sin sentir las mariposas que me produce mi piratita, un recuerdo, fecha señalada, y el pacto con el miedo se rompe.

Sueño casi cada noche con sangre en mi ropa interior, o que me toco la barriga pero la he perdido. Me levanto por la mañana y después de la ducha finjo ser una embarazada "normal", y me voy al trabajo olvidando que me tiemblan las piernas. Pero no hijo mio, tu madre, aunque intenta ser valiente, cuenta los segundos que quedan para que no vuelvan a decirle: si pasara algo ahora, no podríamos hacer nada, es demasiado pequeño para tener opciones

Crece rápido mi vida, crece rápido y demostremos al miedo que hemos vencido.





miércoles, 26 de marzo de 2014

Primeras compritas...

Y por fin me lancé a empezar a planificar cómo pintaré dentro de un mes su habitación, y he empezado a comprar detallitos que la harán única y personal.

Lo primero ha sido un vinilo de arbolitos y una casita de pájaros de madera, que a su vez es una lámpara que da una iluminación ténue y agradable, y también girnaldas de colores que sé que llenarán la habitación de luz, la misma que ya me da él a mi.



Más o menos me la imagino asi:


Y cómo vivimos en el campo, su habitación es luminosa y el verde de fuera le da vida. Creo que quedará preciosa.

A parte, hace meses compré algo que siempre pensé que haría, una especie de diario del embarazo. Se llama, Mi cuerpo cambia, nuestra vida también (y requetefelices de la vida). Si alguna de vosotras os lo habeis planteado, o enseño el que he comprado yo, y estoy contentísima porque me parece super especial y completo:

Lo compré en Moñaditas.com, y me venía con un baberito de regalo que sin lugar a dudas usaré. Ahi voy pegando todas sus ecografías, mis fotos de la barriga, fotitos de papá y mamá, incluso flores secas que cojo, las tiras de test de embarazo y un sin fin de cosas más. Me parece que será un recuerdo precioso, y sé que le ayudará a entender algún día lo soñado que ha sido.


Y por último, y no menos especial, la priera compra para él. Unas botitas hechas a mano por una de nosotras, que es una artista como vereis. Sé que estás botitas tienen mucho corazón entre sus hilos, asi que te doy las gracias Violet Desvaríe.



Como vereis esta entrada es producto de que el miedo me deja vivir, hemos hecho un pacto. Cuando se pasa por mi cabeza, sobre todo en sueños, no huyo. Le saludo, le respeto, entiendo que es parte de mi viaje... él a cambio, deja que mis pies se paren en escaparates y deja volar mi imaginación, soñando con mi hijo cada día. Creo que al final, nos haremos amigos. 

Amiga del miedo, quien lo diría.

jueves, 13 de marzo de 2014

"Que esperar cuando estás esperando"...y otras cosas que contar.

No sé si habréis visto esa película. Se supone que es una comedia romántica, sobre 5 parejas que están esperando un bebe. Digo que se supone, porque yo más que reírme, lloré en más de una ocasión, pero tampoco es raro tal y como tengo las hormonas. Me gustó la peli porque refleja varios embarazos diferentes, con sus miedos y dudas, cada uno desde un punto de vista.

# Pareja que se encuentra el embarazo por sorpresa y ella, que no se la ve muy preparada y adicta al fitness, tiene que abandonar muchos de sus hábitos cotidianos.
# Pareja que se queda embarazada con facilidad y lleva su embarazo perfecto, a las mil maravillas (conozco un caso muy cercano a mi, y ella, como dicen en la película, es un "unicornio del embarazo", jajaja)
# Pareja que después de varios años luchando lo consigue, pero la lucha continúa, porque el embarazo les resulta complicado, y el parto también.
# Pareja que se queda embarazada y lo pierde.
# Pareja que no pueden quedarse embarazados y deciden adoptar, con los miedos y dudas desde su punto de vista.


Como veis, fácilmente puedes sentirte identificada con alguna de las parejas, o con alguna de las situaciones que viven. A mi me hizo reflexionar, de todo lo pasado, todo lo vivido, todo lo sentido. Me pasé gran parte de la peli llorando (por mis recuerdos) o riendo (porque mi niño me hace cosquillas en el alma) y una vez más me di cuenta lo afortunada que soy, lo bendecida que me siento y lo muchisimo que necesitaba al bichito crece dentro.


Este mes va mejor, parece que los malestares empiezan a irse y lo mejor, empiezo a sentirlo a diario. Estoy más tranquila y confiada y me miro al espejo con cara de tonta permanentemente, aun sin creerme que mi barriga crezca y que esto me esté pasando a mi.


Nos confirmaron que es NIÑO hace una semana y ahora estamos eligiendo nombre. Papá pirata siempre había querido que si era niño se llamara como él... pero a  mi eso de que los niños se llamen como sus padres nunca me ha convencido, asi que seguimos debatiendo. Y entonces, me doy cuenta de lo sencillo que se vuelve todo cuando estás relajada, cuando se ha ido ese monstruo de dos cabezas y te ha dejado respirar. Empiezas a centrarte en cosas secundarias, sin peso, pero bonitas. Te duermes por las noches sin los puños apretados, te levantas descansada, y como tienes la sonrisa pintada en la cara prescindes del maquillaje, aunque siempre me acompañe ya "Yo Pirata", que me mira orgullosa, como yo la miro a ella.

jueves, 27 de febrero de 2014

Las revistas mienten


¡Nunca lo imaginé así! Me veía embarazada yendo a clases de pilates y de cafés con mis amigas, pero este peque no me da tregua. Las nauseas siguen siendo la tónica del día,  mi cuerpo parece que ya no fuera mio,  es como si mis energías se centraran sólo en lo único, dejando ATP para poco más. Tengo migrañas a menudo, las comidas no me sientan bien, no duermo del tirón como antes. Me sangra la nariz a diario (producto de la heparina, quizás) y mi sistema inmune está por los suelos, porque ya llevo dos infecciones de orina y un resfriado...pero me siento poderosa.

Mi piel no está preciosa, como prodigan las revistas de embarazo y si alguien me dice que me ve más guapa sé que miente. Claramente no es mi mejor momento físico y aun sólo tengo una pequeña barriga que ya empieza a llamar la atención, aunque la gente se pregunta seguro, si es que he cogido unos kilos. Pero me siento invencible.

A penas salgo de casa, yo, culo inquieto de nacimiento. Rehuso casi, cada invitación, aunque el plan sea apetecible, porque directamente mi cuerpo solo me pide sofá. Mi vida social se ha reducido a la mínima expresión.  En el trabajo no rindo, las tareas de casa son secundarias, mi vida sexual ha ido a menos y no voy a hablar de temas escatológicos... Pero me siento una Diosa del Olimpo, pocha y fea, pero tremendamente feliz.

Ahora soy la capitana de un barco que se acerca a su tesoro, lo veo desde lejos y alargo mis manos para tocarlo, aunque aun no lo rozo. Mis piernas tiemblan, mitad por la emoción, mitad porque el cansancio del viaje empieza a hacer mella, pero ahora no es tiempo de detenerse a descansar. El viento me ha curtido la piel, que parece que ya no es tan suave, y el salitre hace que mi pelo luzca sin brillo, pero mi corazón bombea paz...

Así es, las revistas no hablan de que una mujer embarazada muchas veces tiene que paralizar su vida, porque no puede con su cuerpo, y que menos divina de la muerte se siente de cualquier manera, que  ir de tiendas premamas importa poco, que los kilos se vuelven secundarios mientras que consigas mantener el alimento en el estómago, que evitas ir a la peluquería durante meses porque crees que durante la sesión de belleza tendrás que salir corriendo al baño y que lo más activa que consigues mantenerte es el día que puedes ir a dar un corto paseo. Pero menos aun hablan, de lo poquísimo que importa todo esto cuando llevas en tu vientre todo lo que has soñado.



 

lunes, 10 de febrero de 2014

Triple Screening


Pensé que nunca llegaría a este momento. Tantas veces he tenido en mis manos la cita de esta prueba, las mismas en las que he hecho añicos los papeles, llorando por la impotencia de nunca avanzar.

Pero esta vez, ahí estábamos sentados los dos,  una hora y 15 minutos en esa sala de espera, llena de las barrigonas que tanto temía antes. Todas contándose sus historias, comparando tripas e informando de las compras que iban haciendo para que "no las pillara el toro"... y en frente, como si nuestras sillas fueran de otro material y nos separara una mampara de cristal, papá pirata y yo. 
Yo también estaba feliz, pero no lo demostraba como ellas. Quizás porque mi felicidad es mucho más honda, de las que sólo te das cuenta si miras a los ojos y guardas silencio.

Se me pasaron tantas cosas por la cabeza durante esa hora, miedos, esperanzas, recuerdos no tan lejanos de una mujer hecha añicos...y de repente mi nombre, mi turno.

El ginecólogo me pidió la cartilla de embarazo y en cuanto vio mi historial se compadeció de mis nervios... Como siempre, resumimos nuestra historia, ya aprendida como una oración de la cantidad de veces repetida y mientras sentía el frío del gel conductor en mi barriga mi voz se iba ahogando y empezaban los rezos. Rápidamente me dijo que estaba bien y el aire entró en los pulmones. Lo vimos de nuevo, precios@... y las demás palabras retumbaban, ya no importaba nada más. Ni siquiera se nos ocurrió preguntar por el sexo.

Y en un papel mucha información:
Riesgo  T21: 1/100.000   Riesgo T18: 1/100.000

Pero lo más importante no lo imprimió la máquina. ¡Llegamos! ¡Estaba vivo! ¡La heparina funciona! ¡Mi hijo crece!...

Salimos en silencio y al montarnos en el coche nos miramos...y ahí, en ese justo instante, me puse a llorar como nunca lo había hecho antes. Lloré por la Lola Pirata que sigue agarrada, hincando las uñas en la madera del timón, lloré por el hombre que tenía al lado que tantas veces me ha recogido del suelo y que tanta esperanza me ha trasmitido esta vez. Lloré por el hijo que llevo en mi vientre, porque lo siento como la suma de muchos amores perdidos, y recuperados. Y lloré porque a veces la felicidad es tan grande, que no puede expresarse de otra forma.



Aqui os presento a Piratita