jueves, 10 de octubre de 2013

Después de subir, se baja


Hoy no estoy bien, así que nadie pregunte si no quiere escucharlo.

Todas sabemos que  esta lucha es una constante idas y venidas de sentimientos, que fluctúan tan rápido que a veces no somos capaces de describir lo que sentimos. En el mismo día amaneces cansada, te miras al espejo, una mañana más, te tocas la barriga y te das cuenta como pasan los meses. Durante el día te distraes, y mientras lo haces la esperanza viene tímida a visitarte, pero se va sin despedirse. De repente algo pasa, una embarazada a tu izquierda, quizás, y vuelves a caer. Pones las manos en el suelo, porque ya estás acostumbrada a los tropiezos y sin más aspavientos levantas, pero te has vuelto a rozar las rodillas, que las tienes llenas de postillas. Al levantar empiezas a hacer ejercicios de autoayuda mentales: ¡sonríe, no pienses más, escucha música, sal a dar un paseo!... pero te cansas de contener el dique de lágrimas y te rindes. Entonces es cuando eres por primera vez consciente en el día de cómo te sientes, y lloras... da igual en dónde, da igual con quién. Antes las lágrimas caían en lugares íntimos, muy seleccionados, ahora se han vuelto promiscuas, les importa poco quien mire, si aterrizan en el suelo del baño, dan con el asiento del coche o terminan en el artículo que leo en el trabajo. Da igual, caen sin control... son liberadoras, curativas... conforme salen el alma descansa. Cuando por fin pasa la tormenta, vuelta a empezar. Te colocas el pelo bien erguida, preguntándote quien te ha visto esta vez derrumbada. Realmente da igual, ahora sólo importa mantenerse en pie.

No puedo explicar porque me afecta tanto. Si lo razono desde fuera de mi piel (un ejercicio un tanto complicado), no sé porque el que me esté constando ser madre y el que haya perdido 5 esperanzas tiene tanto peso sobre mí. Eso me da mucho miedo y me enfada. No puedo entender porque esto puede conmigo. Es un monstruo silencioso, a veces invisible, pero que me tumba antes de ser consciente de su presencia. Hay días que me tiene secuestrada en ese lugar oscuro en el que vive, otros me deja engañarme, y finge que se fue. Hoy juega conmigo, pero no sé sus reglas. Me grita. Me recuerda que el cumple de papá pirata está a punto de llegar, y que el año pasado le regalé un test positivo. En este cumple debería de haber un bebé que soplara con nosotros las velas, pero en cambio hay lágrimas. Miento si digo que no me siento más pequeña por no haberle hecho papá. Sé que a él no le importa, que sólo quiere verme feliz, pero yo sólo quiero ver a mi bebé trasparente soplando sus velas.




8 comentarios:

  1. No sabría qué decirte. Nosotros estamos a dos días de celebrar nuestro aniversario de bodas, con esas promesas incumplidas.
    Te entiendo tanto. Que solo te puedo mandar un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ains Trax, se que me entiendes. Y qué bien viene sentirse al menos comprendida. Que te voy a decir yo a ti. Te mando el mismo fuerte abrazo multiplicado por 10.

      Eliminar
  2. Ains guapa!! cuánto dolor, cuánto poner tiritas sobre el alma rota que no sanan!! hay días así, que nos tiran hacia abajo, como dices por el cumple de tu pirata, por ver los sueños rotos que no estarán en ese momento y ser consciente de ello.

    A mi me dio super fuerte el día de la madre de 2012, y el día que el test me dio un negativo en marzo, cuando esperaba con suerte poder quedarme embarazada y tal vez tener un peque que coincidiese más o menos en fechas con el cumple de Marío.

    Son ciertos días, son inevitables, coge fuerzas, respira hondo, al final el sol sale de algún sitio y te verás con las energías renovadas para continuar con la pelea. No olvides nunca que eres una luchadora, que estás en la batalla, que cada día estás luchando por tu sueño y no dudes que llegará, cada día que pasas estás un día más cerca de lograrlo.

    Te mando un abrazo inmenso, estoy para lo que necesites. Por cierto, dibujas muy bien.

    Un besazo enorme preciosa.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Netzi, gracias, gracias... Tu blog fué el primero que encontré. Empezaba a asimilar el bucle en el que estoy metida, cuando te leí. Lo mismo, el mismo miedo. Me sentí acompañada. Y a las pocas entradas... tu calvit@, y me dió esperanzas.
      Cogeré fuerzas, por supuesto... Seguro que dentro de unas horas vuelvo a agarrar el timón. ;) Un besote!!

      Eliminar
  3. Pfffffffffffffffffff, esos sentimientos son tremendos. Te parten el alma, te recuerdan la frustración y el fracaso que es luchar por algo que no llega. Hay que aceptarlos y son asi, pasarán y te volverás a levantar y como digo yo: los días buenos por los malos.
    Yo estoy a dos días de celebrar mi cumpleaños, tenía que estar de 17 semanas. Intento no pensarlo, pero ya son 5 años que espero poder celebra alguna fecha señalada con mi tripita o con mi bebé, pero ya no sé si el cansancio o qué, que me empiezo a acostumbrar a que no sea así.
    Todos los años, después de perder mi primer embarazo, brindaba cuando empezaba el verano porque al siguiente fuera distinto, ya no lo hago, me hacía polvo.

    Un abrazo, un beso enorme y te tiendo mi mano para poder levantarte.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias Octubre. Tu mano me ha llegado y te lo agradezco. Eres una luchadora como la copa de un pino. Ojalá muy pronto puedas celebrar cada día de tu vida con tu bebé en los brazos. No soy la más idónea para decirte que no te rindas, por que solo después de cinco años se puede entender lo que tienes que llevar guardado en tu mochila... pero que nadie nos diga que no luchamos hasta el ultimo día.
      Un besote inmenso

      Eliminar
  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  5. Cuantas veces hemos brindado en Nochevieja porque ese año nuevo fuera el definitivo, cuantos cumpleaños pensando a ver si este es el último sin ser mamá, cuantos veranos deseando que el próximo hubiera una personita más con nosotros...
    Pesa, pesa mucho y ese peso a veces te arrastra al fondo, no hay más. Yo antes intentaba luchar para mantenerme a flote, pero oye, qué cansado es eso, así que aprendí a que a veces necesitaba estar en el fondo y luego, casi sin hacer nada, mi cuerpo solito subía flotando hasta la superficie.
    No es agradable estar a oscuras, pero ya vendrá la luz... Lo que peor llevo es lo que tú comentas de la incontrolabilidad. A lo mejor llevaba una racha de encontrarme bien y de repente un día, sin encontrar motivo aparente, pataplaf, otra vez fatal.
    Pero es que sí hay motivo, por eso hacemos esa caída. Aprendemos a sobrevivir con esa espinita, pero tanto tiempo clavada pues a veces sangra sin más, no hace falta ni tocarla.
    Todo esto es para decirte que te entiendo perfectamente y que estás en tu derecho de tener una mala hora, día, semana, mes o lo que sea. Puede que una de tus próximas entradas sea "después de bajar se sube". Yo confío en que será así, ya lo verás.
    Un abrazote bien gordo que eso siempre viene bien, aunque sea virtual.

    ResponderEliminar