miércoles, 25 de septiembre de 2013

La tia hormiga y el sobrino Pablo


Acabo de ver la preciosa ecografía de mi sobrino. El ginecólogo cree que es un niño y se llamará Pablo. Estoy feliz y triste a la vez, ¿cómo puede ser? Me alegro tanto por mi hermano, me alegro tanto por mi madre (su primer nieto) y me alegro mucho por mi (sé que seré una tía estupenda), pero no sé qué me pasa. Me siento mal conmigo misma por sentirme así, no debería de consentir que sensaciones tan bonitas se empañen de esta manera. 
Es mi hermano pequeño, mi hermanito pequeño va a ser papá, y sé que para él esta situación tampoco está siendo fácil. Hoy por ejemplo no me ha llamado, él siempre me llama, pero solo me ha escrito un whatsapp. "este es tu sobrino, todo está bien"... y yo no podía parar de llorar. Me evita, evita mi tristeza contenida porque ensombrece su alegría pletórica, y lo entiendo. Y como lo entiendo, intento no existir cuando sé que les toca a ellos gritar lo felices que están, lo evito para que no tenga la tesitura de contenerse para no hacerme daño.
No quiero que lleguen las navidades, porque no quiero una sola comida familiar. Este es el momento de su alegría, no de mi pena. Quiero que la disfruten, la canten a voz en grito y no quiero que me vean en un rincón con la mirada baja y con la eterna pregunta de ¿por qué yo no?. 

No puedo fingir. Ahora mismo es un verdadero esfuerzo sólo estar, como para encima tener que pintar mi cara de colores que no existen. Y me siento mala por no poder y no querer hacerlo. Por qué no soy capaz de apartar lo que siento y simplemente disfrutar de la alegría de la persona que más quiero. Nunca me había pasado esto, así que está sirviendo para conocer una parte de mí, cuando creía que lo sabía todo. Y esta parte no me gusta, me sorprendo, y me sirve para sentirme un poquito menos orgullosa de mi. La buscadora de tesoros se hace chiquitita, tanto que hoy el barco se le queda grande, no alcanzo el timón, no soporto el peso del catalejo. Soy una hormiga en un gigantesco portaviones y no alcanzo a ver por la barandilla el mar. Y me siento cómoda siendo hormiga, que nadie me mire, no existo... que continúe hoy el viaje sin mí.

2 comentarios:

  1. No sabes cómo te entiendo! Pero de verdad, no te castigues. Si te das una vuelta por otros blogs de luchadoras, verás que es una reacción normal. Y luego encima nos sentimos mal.
    Seguro que serás una tia maravillosa, porque tienes mucho amor que entregar. Espero, que poco a poco, puedas compartir la alegría con tu hermano.
    Un beso

    ResponderEliminar
  2. Gracias Trax, sé que todas las infertiles sentimos de una manera tan parecida que a veces cuando os leo me oigo a mi, y cómo calma saber que no estoy loca...ni sóla. Sigo tu "estrellas en los ojos" y te sigo a ti... Gracias por pasarte.
    Un beso!!!

    ResponderEliminar