sábado, 7 de septiembre de 2013

Primer paso, llamar a las cosas por su nombre.

La primera vez que leí en los papeles de la clínica de reproducción abortadora de repetición, me pareció que se habían equivocado. Aun hoy, después de un año en los que he pasado por 5 perdidas parece que esto no va conmigo. Todavía me levanto algunas mañanas en las que me cuesta más deshacerme del estado inconsciente del sueño en las que creo que no estoy en este barco y que tengo un billete equivocado de pasaje. Nada más lejos de la realidad, soy abortadora de repetición  para la clínica y buscadora de tesoros para mi y mi pareja.
He decidido escribir por dos razones, una porque toda buena capitana de barco precisa de un diario de abordo, necesito ordenar ideas y sentimientos para no volverme loca y la otra porque desde que comenzamos este viaje he leído a muchas de vosotras, con historias tan parecidas a la mía, con las mismas cajas llenas de lagrimas expresadas de manera tan similar, que me parece de recibo. Cuando comencé a informarme sobre los abortos recurrentes pensé que era algo que sólo me había tocado a mi, (¡o desgraciadita niña!) y que la tormenta sólo afectaba a mi mundo... y no me consuela que seamos muchos con este problema, pero si me da fuerzas ver manejar barcos con tanta soltura entre tempestades peores a la mía.
El tercer aborto fue el peor. Los dos primeros fueron abortos espontáneos  en la semana 5 y 6, mala suerte me repetían.  Con el tercero un médico privado me puso el tratamiento pertinente con Adiro y progesterona que tantas de nosotras conocemos. Los perdí en la semana 9. Eran gemelos monocoriales y monoamnioticos que según los médicos tenían desde el primer momento mal pronostico. Un embarazo de 50000, ¿otra vez mala suerte? ¿casualidad?. Me enteré que se les había parado el corazón el día antes de que se casara mi único hermano, así que pospuse el legrado al lunes para que nadie se enterara y el sábado me fui a su boda con la única idea en la cabeza de no dejar de sonreír. Decidí pintar mis labios de rojo para que todo el mundo me mirara la boca y nadie se detuviera mas tiempo del debido en ojos que no paraban de llorar aunque estuvieran secos. No quiero recrearme en la cantidad y calidad de las lagrimas que he derramando por cada una de las perdidas, sé que todos los que hayáis pasado por algo similar conocéis muy bien el sentimiento de impotencia, frustración y culpa que se da cuando un niño no llega a nacer, pero si me gustaría resaltar el dolor sordo que se ha instalado en mi alma con cada uno de los abortos. Necesito remarcar el dolor porque sin él no me habría dado cuenta del cambio revolucionario que se ha ido produciendo en mi persona a lo largo de este año. El dolor hay muchas manera de manejarlo. Yo lo he sentido inmenso, lo he asimilado y le he fabricado un cómodo lugar dentro de mi ser. No quiero que se vaya, es compañero de este viaje y se que sin él no encontraremos la isla donde esté mi tesoro. 


2 comentarios:

  1. Tiene que ser terrilbe, espero que las cosas mejoren. Mucho ánimo!

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  2. Te entiendo perfectamente, aunque yo no he pasado por tanto... en 7 meses pasé por 4 abortos despues de 3 años de búsqueda, todos tempraneros, pero la ilusion de las primeras semanas, aunque alguno sabía que los estaba perdiendo en los primeros días...y si, se fueran pronto, pero eso no quita que yo los quisiera.
    Pero me imagino que cuanto mas tarda en irse el dolor tiene que ser muy profundo.

    He hecho trampa y he leido tu última entrada en la que estás embarazada asi que mi mas sincera enhorabuena.

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