miércoles, 20 de noviembre de 2013

25 de Noviembre. Su no nacimiento.


Quedan 5 días para la fecha probable de su nacimiento. Siempre creí que a estas alturas mi pena estaría envuelta de esperanza, porque otra lentejita vendría de camino. Los lloraría, pero desde la perspectiva del pasado. Eso al menos, es lo que me decía la gente. El día de mi legrado quizás fue la frase que más escuché. Dentro de pocos meses volverás a quedarte, y seguro que la siguiente vez todo irá bien. Pero no ha sido así. Los siguientes también se han ido.

De mis gemelos son de los únicos que guardo fotos y fechas en el calendario. Les agradezco enormemente que se quedaran un poquito más conmigo y que me hicieran sentir más madre. Me hicieron el mejor de los regalos, poder velos y escuchar su corazón. Nadie nunca me ha regalado nada tan bello y nunca los olvidaré por toda la felicidad que me dieron durante 9 semanas, que para mí fue media vida.

Aunque aún me duele recordar, esta será su entrada.

Sólo hacía dos meses de mi último aborto. En esa ocasión lo habíamos publicado a bombo y platillo, ya habíamos tenido una pérdida antes, así que esa vez tenía que ir bien, porque... ¿quién sufre dos abortos consecutivos? yo no conocía a nadie, uno puede ser mala suerte, el segundo era improbable. Esta vez queríamos hacerlo diferente y no contarlo a nadie hasta estar seguros. Cuando me hice el test y salió positivo (antes de la fecha de la de rojo) ese escalofrío de miedo, que ya es tan conocido, me recorrió las tripas, así que en los días sucesivos me hice un test diario. Cada mañana rezaba porque esa raya rosa seguirá oscureciéndose y sí, así era, era increíble, ¡todo iba bien! A la semana de la falta dejé de hacerme test, mis síntomas era bestiales y yo estaba feliz, quizás más que nunca en mi vida. Esta vez saldría bien. Una mañana me levanté con bastantes molestias y decidimos acercarnos a urgencias, el día fue agridulce. Allí nos confirmaron la presencia de saco gestacional (¡¡Bien!! había saco), pero me dijeron que era demasiado grande para la semana que estaba, y no se veía embrión. Nos dijeron que ese tipo de embarazos no solía ser evolutivo y para casa. ¡¡Noo!! ¡¡Lloré, recé!! ¡NO! esta vez iba, tenía que ir bien!! Esperamos una semana más y fuimos a un ginecólogo privado. Durante esa semana había hecho reposo y me había cuidado mucho, siempre pendiente de la hora de mi progesterona, mi adiro y todo el sin fin de pastillas que tenía en la encimera de la cocina, y me pasaba el día luchando por tener pensamientos positivos, hablaba a mi barriguita diciéndole que creciera, que papa y mama esperábamos con mucho amor, aunque en el fondo de mi alma tenía tanto miedo que apenas me dejaba respirar. 
La hora en la sala de espera del ginecólogo fue la más larga de mi vida. Papa pirata intentaba hablarme de cosas pero yo le sonreía sin escucharle nada. Me retumbaba en los oídos el miedo a salir de esa sala llorando. Y llegó nuestro turno. Cuando subí al potro enseguida escuché: SI, AQUI ESTÁ. En ese momento, me rompí a llorar, eran lágrimas grandes, muy grandes, que me empaparon la cara y la ropa. Y unos segundos después,  el ginecólogo empezó a reírse. No entendía esa risa, ¿porqué se reía? Papá pirata y yo nos miramos, el silencio se hizo, hasta que el ginecólogo dijo: No sólo está bien, si no que ESTÁN BIEN. El mundo se paró, fueron los segundos más largos de mi vida, los más intensos y sin lugar a dudas los más hermosos. Sólo podía ver la cara de mi amor, llorando, mirando la pantalla, escuchando como el ginecólogo le explicaba dónde estaba el segundo. Y lloré, y lloré, y le di gracias al cielo, por haber sido tan bueno, y nada más importó, todo lo pasado, en el pasado quedaba. ¡Íbamos a ser papás de DOS niñ@s! Después escuchamos sus corazones, hermosa melodía armónica, dos corazones latiendo cada uno a su ritmo, y del fondo el mío, latiendo fuerte, feliz, el corazón de una madre que acababa de descubrir que sus hij@s latían victoriosos dentro de ella.
Después se hizo el silencio, empezó a buscar una membrana que los separara. Yo nunca había oído oír de tipos de gemelos. Sabía que existía los mellizos (provenientes de dos óvulos diferentes) y los gemelos (provenientes del mismo ovulo), pero resulta que dentro de los gemelos hay varios tipos. Y en el 99% de ellos existe una membrana de separación entre uno y otro. Comparten placenta, pero están en diferente bolsa amniótica. El ginecólogo no se la encontró. Nos dijo que no nos preocupáramos, que ni él, ni ninguno de sus colegas de mi ciudad, había visto nunca ese tipo de gemelos, era un embarazo de 50.000, era una posibilidad remota, y seguro que a la semana siguiente les encontraríamos la membrana, porque quizás era demasiado pronto. Preguntamos, todavía llenos de endorfinas, que qué pasaría si no encontraban la membrana, y la cara del ginecólogo se oscureció. Nos explicó que sería un embarazo muy complicado y que la gran mayoría de las veces no salía bien, ya que ese tipo de gemelos (monocoriales y monoamnióticos), lo compartían todo, incluso el alimento, y que normalmente uno se quedaba para atrás, porque un hermano era más fuerte. Y lo malo es que como compartían la misma bolsa si le pasaba algo malo a uno, normalmente el otro también moría.
Salimos de la sala, aun llorando de la felicidad...eso último que nos había contado no nos afectaba. Teníamos dos hij@s, estaban vivos, y todo iría bien. Lo días siguientes transcurrieron en una nube de algodón, flotaba por la casa, por el trabajo, yo y mis nauseas. Ahora entendía porque tenía tantos síntomas, y porque la bolsa era tan grande. Eran dos, el doble de todo. También el doble de felicidad. Empezamos a hacer planes, nuestra casa era muy pequeña, y el coche. Dios y que importaba, ¡seriamos una familia de 4 de repente! Era lo mejor que me podía pasar. A los pocos días empezaron los dolores. Era un dolor muy fuerte en el útero, que al rato se iba, empezaron por las noches. El ginecólogo me dijo que eran normales, que mi útero creía el doble de rápido y que eso dolía. Estaba hinchadísima, en un mes y medio había cogido 4 kilos y yo no comía más. Todo me daba igual, la verdad. Pero los dolores continuaban, cada vez más seguidos. Me sorprendían en el trabajo y me dejaban doblada durante minutos. Una noche fueron tan intensos que empecé a llorar, algo iba mal, lo sabía, lo sentía. Papá pirata y yo fuimos a urgencias. Después de la larga espera, llegó nuestro turno y en seguida nos empezamos a sentir mal por el trato. Le expliqué a la ginecóloga que tenía dolores y que llevaba gemelos y que tenía mucho miedo. No recuerdo las palabras exactas, pero la note a desganas, nos trató como paranoicos y me sentó en el potro rechistando. Allí arriba empecé a rezar de nuevo, sentí el aparato frío, y recé más alto. Dios mío por favor... No escuchaba nada, ellas no decían nada, murmuraban, la ginecóloga y una chica que estaría haciendo la residencia. Nada...silencio. De repente me dijo, levántate y vístete, se les ha parado el corazón... ¡¡¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOO!!!! ¡¡nooo!! ¡por dios! no me digas eso, ¿¿a los dos?? La ginecóloga no me miró en ningún momento y no dijo nada más. Y como pude me arrastré a la sala donde había dejado mis bragas. Allí la enfermera entro y me agarró la mano, y me dijo bajito, llora si quieres hija, lo dijo bajo, como con miedo que la escucharan consolándome. Mientras tanto le daban la noticia a papá pirata. Cuando lo vi, lloré y lloré... Escuche a la ginecóloga diciendo cosas... legrado... mañana... dejar pastillas... pero mi mundo se había parado, no tenía sentidos, sin darme cuenta seguía rezando, alto, muy alto. Necesitaba un milagro, la aparición de algún Santo en aquella habitación fría, no podía estar pasándome esto, otra vez. Escuché a papa pirata diciendo que al día siguiente no me podían hacer un legrado, se casaba mi hermano, ¡¡¡Dios!!! La boda de mi hermano, me hizo volver durante un instante al mundo real. Así que retrasaron el legrado al lunes, y nos fuimos, me fui con mis niños, a los que ya no les latía ese hermoso corazón. Llamé a mi madre, y lloramos... Sentí su pena tan grande como la mía, no había diferencia. De repente ella también recordó la boda de mi hermano…y yo intentaba calmarla, diciéndola que no se preocupara, que no se iba a enterar de nada, que lloraría esa noche y que al día siguiente todo estaría bien. Me acosté en la cama y los despedí entre lágrimas, me dolía la cabeza, la garganta, los ojos, las lágrimas salían como ácido y arrasaban con todo, pero no paraban. Y me quedé dormida, mojada, hundida, y un poco muerta.
Y el día siguiente llegó. Me arrastré al baño, estaba horrible, tenía los ojos hinchados. Me duche y volvieron a brotar las lágrimas, esta vez contenidas. Dejé de pensar en mí, hoy sólo importaba mi hermano, era su día. Me fui a la peluquería y me encontré con mi madre. No nos dijimos nada, si nos hubiéramos abrazado nos habríamos puesto a llorar, y faltaban dos horas para la boda. Me enfundé el vestido que me quedaba como una morcilla, tenía 5 kilos más que cuando lo compré. Y el día pasó. Me grapé la sonrisa a la boca, cada tanto entraba en el baño, lloraba, me limpiaba los ojos, me pintaba de nuevo y volvía a salir. Era la hermana del novio, la única hermana, porque mi cuñada es hija única y pasé desapercibida (gracias a dios), no salgo en ninguna foto, no me recuerdo en ningún momento. Era un espectro vestido de gala, con los labios rojos. Con suerte la gente pensó que estaba emocionada por mi hermanito, o quizás realmente nadie reparó en mí. Quien iba a darse cuenta de mis lágrimas transparentes.
Y llego el día del legrado. Hicimos la maleta y nos fuimos los dos. Le di instrucciones a mi madre de que quería estar sola, solo con mi marido. Pero cuando llegue al materno allí estaba mis suegros y mis padres. Nunca me habían ingresado por nada, pero no tenía miedo. Me acaba de pasar lo peor de mi vida, lo demás no importaba. Lo peor de ese día fue la desinformación, yo no sabía a qué me enfrentaba y qué era un legrado. Me citó la ginecóloga que me había dado la horrible noticia y me volvió a subir al potro para mirarme. Empecé de nuevo a rezar, pero por primera vez me di cuenta que nadie me escuchaba, que había perdido la fe. Le dije suplicante que si latían, que si se había confundido. Negó con la cabeza. Daba igual, mi mundo estaba a oscuras y ya no esperaba luz. Me metió tres pastillas en el útero, me dijo que eran para dilatar y que me fuera a la habitación a esperar. Esto serían las 10 de la mañana. Sobre las tres empezaron las contracciones. Yo no sabía lo que venía a continuación, nadie me había explicado nada. Me dolía mucho, me pusieron calmantes, pero no me hacían nada. Con forme transcurría el tiempo eran más fuertes, más seguidas. No podía estarme quieta, el cuerpo me pedía incorporarme, lloraba del dolor. Papa pirata estaba conmigo, estaba asustado, yo también. ¡Qué me pasaba! ¿Era normal tanto dolor? pedí, supliqué más calmantes, pero me dijeron que no podían darme nada más. Yo miraba el gotero y veía como aquel líquido transparente entraba en mi cuerpo, pero no me calmaba y me desesperaba. Y llegó a ser insoportable. Me incorporé, me puse de pie y me agarre a la cama y el cuerpo me pidió empujar, y empujé. El suelo de la habitación se tiñó de rosa, era sangre diluida en líquido, y empezó todo. Los perdí, los perdí en el baño, los oí caer. No lloré, no podía, no tenía lágrimas. Más tarde, he leído en el libro, Las voces olvidadas, que tuve un parto, y que después del dolor del parto el cuerpo secreta oxitocina, que hace que la madre se sienta muy bien, en el séptimo cielo. Quizás por eso no lloré, me sentía tranquila, relajada, ya apenas dolía, estaba... menos triste. Pero después de mi parto no tuve bebe al que abrazar.
Sobre las 7 de la tarde consideraron que ya estaba lista, me llevaron a quirófano. Fue rápido, y menos traumático que todo lo que había vivido. Enseguida sentí la sensación placentera de la anestesia y caí en un profundo sueño. Recuerdo cuando desperté a una enfermera agarrándome la mano y sonriéndome, me aferré al tacto de su piel como si fuera un familiar. Era lo más parecido al cariño, que había sentido en horas. Eran las 9 de la noche. Todo había ido bien. Papa pirata me esperaba y mis padres y mis suegros y los padres de mi cuñada. Todo había acabado, ya estaba sin ellos, empezaba otra lucha diferente... una más discreta y en soledad. Esa noche dormí bien. Papa pirata se acostó conmigo en la cama del hospital, poco nos importó que pudiera entrar alguien, o que seguía teniendo puesta la vía, o que continuaba sangrando una barbaridad. Se acostó conmigo y me abrazó, y caí rendida en un sueño del que no quería despertar.

Durante una semana más continuaron las náuseas, los pechos hinchados y todo lo demás. Me seguía levantando cada mañana empapada en sudor, con mis manos de madre huérfana en la barriga. Los echaba de menos tremendamente, me sentía tan sola. Durante esa semana pedí la baja y me dediqué a vagar por la casa. Esa semana está difusa, no veo colores, no tengo recuerdos. Sé que vino gente a verme, pero se encontraron con otra Lola. Dicen que todos tenemos una parte, dentro de nosotros, que no se puede describir y eso es lo que realmente somos. La parte que empezó a ser (la que no se puede nombrar), ocupó la mitad de lo que era, y lo cambió todo por dentro. Aunque por fuera, yo siguiera haciendo las cosas de siempre, con mis mismas rutinas, poniéndome la misma ropa, peinándome de la misma manera, lo de dentro había cambiado irremediablemente.

Y así los perdí, a ellos, y toda la magia, gratitud, ilusión y esperanza que se creó durante dos meses y poco.
He escuchado a mujeres que han sufrido abortos decir, que sus hijos ahora son estrellas, que las guían desde el cielo. Me gustaría creer que es así, y que por pequeños que fueran, que sepan que los quise una vida entera, por poco tiempo que se quedaran, cambiaron a su mama para siempre. Y que termine como termine este viaje, siempre serán mi luz en los días de niebla, y mi oscuridad cuando brille el sol.

Os quiero



21 comentarios:

  1. Vaya historia más dura, me trae a la cabeza todo lo que pasé la vez que me quede embarazada, lo de las pastillas, las contracciones y el legrado posterior. La verdad es que es muy duro.
    Un beso muy grande

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    1. Si, wapa. Es una esperiencia horrible. Siento recordaros esto a las que lo habeis vivido, pero quería recordarlos esta semana. Un besazo enorme para ti tambien.

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  2. Qué historia tan dura!
    Sé que hoy nada que te pueda decir calmará este dolor, o hará olvidar aquellos momentos.
    Así que, si me permites, me quedo aquí en silencio, abrazadita a ti, y llorando contigo.
    Un beso enorme

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    1. No solo te lo permito, si no que te lo agradezco en el alma. GRACIAS Trax.
      Un besote grande.

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  3. Lola, que entrada mas triste, he llorado y llorado contigo leyendo la entrada, que duro y triste, no tengo palabras para el consuelo. Aquí me tienes virtualmente, por si necesitas un hombro en quien apoyarte y consolarte, recibe este gran abrazo, un besazo!!!!!!

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    1. Gracias cariño, me ha llegado tu abrazo y tu beso. Otro enorme para ti.

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  4. Nadie debería pasar por una situación así, el dolor que se siente no se puede explicar con palabras, aunque tú lo has hecho de manera magistral. No hay palabras de consuelo posibles, no se puede decir nada, sólo llorar y agarrar tu mano.
    Yo también me siento agradecida por haber podido vivir en un caso muchas semanas y en el otro unas pocas, la sensación de llevar vida.
    Lola de verdad deseo que puedas contar la otra parte de la historia, la de parir y poder llevar a tu bebé en los brazos y celebrar un cumpleaños, aunque esas "otras" fechas siempre nos acompañen.
    Hay un libro que yo me leí, no sé si lo conoces, se titula "La cuna Vacía", te ayuda a entender y poner nombre a muchas cosas.
    Lo que necesites, aquí estoy.
    Un abrazo.

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    1. Muchisimas gracias Octubre. ¿Qué te voy a contar yo a ti verdad? Ojalá este camino termine como deseamos y entoences cualquier cosa habrá merecido la pena.
      No he leido ese libro, creo que es de las mismas escritoras que el de Las Voces Olvidadas. Lo leeré, viene muy bien entender ciertos procesos para poder entender mejor por lo que pasamos y sentirnos menos... raras.
      Un besote enorme.

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  5. Que duro todo lo que cuentas. YO no he pasado por nada de eso, afortunadamente, y veo a todas vosotras que lo pasais y lo superais como unas autenticas guerreras, fuertes luchadoras.

    Un beso enorme y yo también me quedo por aqui

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    1. Muchas gracias wapa!! Y gracias por quedarte. Un beso grande

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  6. No se que decir...

    Pero te he leido, y me quedo llorando...

    Un gran abrazo!

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    1. A buen entendedor... ;). Gracias Lilitth, entre vosotras me siento muy arropada. Un abrazo!

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  7. Uuuuffff...qué duro...lloro por ti y por mí...dentro de 10 días será también su fecha de no nacimiento... Te doy un abrazo gordo y deseo que esas estrellitas vuelvan pronto con nosotras... Bsssss

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    1. Lo siento yo también por ti Cloe. Viene bien recordarlos. Necesitamos rituales de despedida y es una manera de aprender a decir adios.
      Ojalá pronto vuelvan wapa, esta vez para quedarse.
      Un besote grande

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  8. No puedo Lola, estoy destrozada, llorando por tí, por papá pirata, por tus gemelos, por tus estrellas, por las mías... Nadie debería pasar por esto, y al día siguiente la boda, no sé como pudiste, qué fortaleza. Lo siento muchísimo, no tengo palabras, de verdad.
    Un mega-abrazo

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    1. Jo Valeska, gracias. Es verdad que aqui puedo llorar agusto porque entre vosotras mis lágrimas son entendidas. Me alegro de haberos encontrado. No me hables tu a mi de fortaleza, que eres una luchadora como la copa de un pino.
      Un abrazo grande para ti también.

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  9. Lola cariño estoy llorando porque he revivido la perdida de mis gemelos que fue por estas mismas fechas. Cielo te mando un abrazo enorme y mucho animo.

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  10. Lo siento mucho Rath, te mando el mismo abrazo grande para ti y un besito volado pa tus estrellas. Mucho ánimo wapisima, aqui estoy para lo que necesites.

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  11. Yo perdí mi primer embarazo hace un año y 3 días, su fpp era el 17 de julio de este año. Lo lamento mucho, creo que las que te escribimos sabemos ponernos perfectamente en tu situación porque todas hemos pasado por lo mismo o similar. Nadie deberia tener que pasar por estos tragos

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  12. Cuanto amor y dolor en un solo post, me has puesto la piel de gallina! Que manera de plasmar emociones en palabras....
    Imagino como debió ser para ti la boda de tu hermano... todos de fiesta y tu con el alma rota. Que duro!
    Mi mayor tesoro "palpable" son sus ecografias con el dibujito del latido, les he dado las gracias tantas veces por este regalo...
    Eres una super mamá, seguro que tus pequeñitos allí donde estén presumen de la mamá que tienen!
    Te mando un abrazo de los grandes

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  13. que tremendo por favoa, nadie sabe xq tuvieron que pasar tanto dolor , tuve que parar de leer muchas veces , es que no podia ver portanta lagrima, lo siento mucho

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